miércoles, 10 de julio de 2013

La Pandilla Voladora: rumba-rock a calzón quitado









(Este reportaje se publicó en Dominical, el 7/07/2013)
Texto: Carlos Marcos; Fotos: Luis Rubio

Su ídolo es Tony Curtis y están en contra del ejercicio físico. pasamos 24 horas con un supergrupo llamado la pandilla voladora. cinco músicos ingobernables que arrancan la gira más disparatada del verano.


Esta es la historia de 24 horas épicas para cinco músicos. Empecemos por el final. Jueves, 10 de la mañana. La situación dista de ser la más adecuada para hacer una entrevista. Cinco tipos mortecinos (y un mánager en coma) arrastran, como pueden, una honda resaca. Llegan a la entrevista y a la sesión de fotos con Dominical sin dormir, de empalmada. Solo recuerdan el último lugar donde estuvieron: un club de fumadores. El único que ha descansado un poco (“me acosté a las seis de la mañana”) es Lichis. Incluso se ha afeitado. Pero parece contagiado por la empanada de sus compañeros: “Dejé aquí una china, ¿dónde está?, ¿quién la ha cogido?”. Nadie responde, pero todos se ponen a gatear en busca de la preciada bolita. El Canijo anda revuelto. “Vaya noche, compadre”, balbucea, y se tumba en el estudio fotográfico a echar una cabezadita. Los ojos de Jairo han visto días mejores. Lucen como dos pelotas rojas. Habla como si tuviese una bola de mazapán en la boca. Está claro que le cuesta vocalizar. A pesar de ello, profesional que es uno, intenta enhebrar un discurso coherente. No lo consigue. La cosa empeora: Tomasito acaba de pedir una cerveza. Recuerden: son las 10 de la mañana. Le dicen que no hay. Se conforma con café. El quinto de la cuadrilla, Albert Pla, tiene una relación algo difícil con la realidad. ¿Dónde estoy? ¿En una entrevista? Ah, pues no hablo, no vaya a ser que… Periodista y fotógrafo optan por tener paciencia…
Estas son algunas de sus declaraciones, cazadas a vuela pluma esa mañana. Nota: no necesariamente tienen que ser ciertas.

Jairo: “Nos vamos a separar. Justo después del concierto de ayer surgieron unas diferencias, nos empezamos a dar de hostias, rompimos todo el camerino y nos dimos cuenta de que no íbamos a ninguna parte”.

Albert Pla: “No me he acostado. He estado toda la noche organizando una gira que voy a empezar ahora con Bebe, La Shica y María del Mar Bonet”.

Jairo: “Estuvimos a punto de llamarnos Orquesta Tony Curtis”.
Canijo: “Este grupo solo se rentabiliza en el hígado. Llegamos a casa y la parienta dice: ‘Y de lo mío, ¿qué?’. ‘Pues nos lo hemos gastado”.

Lichis: “El tema que nos distancia mucho es la hora del desayuno. No conseguimos ponernos de acuerdo”.

Jairo: “Es que eso da mucha rabia. Hay que tener unas pautas dentro del día y saber cuál es la hora del desayuno”.

Tomasito: “Nuestro lema es: ‘Del deporte también se sale. ¿Cómo? Poniéndose como Tony Curtis: hasta las trancas”.

Con ustedes, La Pandilla Voladora, un grupo formado por cinco tipos ingobernables que han dejado sus proyectos en solitario para encarar la gira más delirante del verano. Son: Albert Pla (Sabadell, 46 años, dos hijos); Marcos del Ojo, El Canijo (Jerez de La Frontera, 31 años, componente de Los Delinqüentes); Miguel Ángel Hernando, Lichis (Barcelona, 43 años, un hijo, líder de La Cabra Mecánica); Tomasito (Jerez de la Frontera, 43 años, tres hijos) y Jairo Perera (Barcelona, 38 años, líder de Muchachito Bombo Infierno). Lo que ocurrió en ese día loco es un retrato acertado de lo que significa esta unión: músicos enamorados de la rumba, vividores, conscientes de que la única manera de salir del hoyo donde nos encontramos es el humor, el arte y el colegueo, compadre.

Todo empezó 24 horas antes, con una enloquecida rueda de prensa ofrecida en la azotea del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Cinco tipos vestidos de superhéroes entran en una sala llena de periodistas. Llevan antifaces, capas, chaquetas… Todo muy colorido. Y gritan: “Hola, somos cinco individuos que estamos intentando salir del deporte. Gritad con nosotros: ‘¡Del deporte se sale!”. A continuación comprobamos que ellos tampoco admiten preguntas, al estilo de las ruedas de prensa con políticos: “Nosotros os vamos a preguntar cosas”. Y así transcurre una disparatada convocatoria… Unos días después, Tomasito nos comenta de dónde surgió el lema de La Pandilla Voladora: “Se me ocurrió un día en Tarifa. No hacía nada de viento y estaban todos los surfistas como tristes, aburridos, cabizbajos, porque no podían surfear. Entonces les dije: ‘No os pongáis tristes, ¡del deporte también se sale!”.  Mientras cuenta la historia, Tomasito se ayuda para caminar de unas muletas: tiene un esguince severo, que se hizo en la sala El Sol, de Madrid. “Era un concierto de Muchachito y salí a bailar. Te lo puedes creer: ¡es el primer esguince de mi carrera!”. Un dato sorprendente, viendo los apasionados movimientos que desarrolla en el escenario el bailaor y cantante.

Después de la rueda de prensa (o lo que sea), el grupo prueba sonido para el concierto nocturno en la azotea del Círculo de Bellas Artes. Será un calentamiento para la gira de julio. El Canijo coloca sobre el escenario una botella de vino blanco con una copa al lado. Lo hace en su trocito de tarima, centrado a la derecha. Se arrodilla y comienza a operar con un enjambre de cables que dan vida a su guitarra. Alguien apunta que a esta hora tan temprana, las 12 del mediodía, solo se atreven a empezar a beber los personajes de la serie Mad men (que, por cierto, tampoco hacen deporte) y La Pandilla Voladora. Jairo nos explica el germen del grupo: “Esto de juntarnos siempre lo hemos hecho con los compadres. Así surgió el G5 [el grupo que montaron en 2006 Kiko Veneno, Jairo, Tomasito, y El Canijo y Dieguito, de Los Delinqüentes]. Lo que pasa es que este año el Dieguito estaba con otras cosas. Y Kiko está hiperactivo: ha sacado dos discos, la carrera de arquitecto y ha montado una peluquería. Así que los hemos sustituido por Lichis y Albert Pla”.

Pero el espíritu de Veneno está presente en el nuevo grupo. Lo corrobora Lichis: “La manera de entender las letras, el mensaje, es la avanzadilla de lo que es la mezcla del rock y de la rumba. Claro, Kiko es una referencia para todos”. De hecho, arranca el concierto con En un Mercedes blanco, canción de Kiko. El directo es muy desmadrado, divertido, infalible, ya que interpretan grandes éxitos de los cinco, con temas como La lista de la compra (La Cabra Mecánica), Joaquín El Necio (Albert Pla), La primavera (Los Delinqüentes), Camino del hoyo (Tomasito) o Azul (Muchachito Bombo Infierno). Tomasito se coloca en el centro del escenario, exhibiéndose, contoneándose como Mick Jagger, zapateando. Acabará desnudándose, quedándose solo con las botas y sus calzoncillos de Superman. Lichis se concentra en una esquina, demostrando que es un gran bajista. Cuando le toca el turno de cantar, sus temas son los mejor recibidos por el público. Albert Pla, en la otra esquina, anda esta noche algo perjudicado. Rasguea su guitarra quemada (tal cual) y canta, sin micrófono y a voz en cuello, con el público. Jairo y El Canijo, con las guitarras. Mucho combustible arriba del escenario. Si consiguen encauzar esta energía, el espectáculo ganará y evitarán la dispersión. Falta comentar que detrás tienen a tres grandes músicos: Diego Cortés, David Sáez de Buruaga y Tino di Geraldo.

Unos días después  nos explican el objetivo del grupo. Tomasito: “Es una fiesta rumbera. Diversión y buen rollo”. El Lichis: “La rumba es un poco como el blues. Cuando ves a la gente en la calle, soltarse con una guitarra… Con las palmas enseguida todo el mundo se apunta, ¿no? Eso lo llevamos todos en el ADN”. El Canijo: “Con La Pandilla no pretendemos reivindicar nada. Yo qué sé… Que todo el mundo tenga albóndigas en su casa. La Pandilla Voladora es un proyecto de cinco compadres que lo que intentan es pasárselo bien, tocar los temas de cada uno y salirse de la rutina de nuestros proyectos en solitario”. Jairo: “La intención musical es no cagarla”. Albert Pla: “Y que si la cagas no se note”. ¿Han visto? Albert Pla también es capaz de hablar.

Antes de embarcarse en esta aventura, los cinco se citaron en una masía de Girona para comprobar si podían convivir. Solo ellos y una cocinera. Tomasito se llevó un hueso de jamón, “para hacer caldo”. “Es un sitio muy grande, donde van los colegios de campamento, con 500 literas. Un día nos fuimos todos al pueblo a tomar algo. Menos Jairo, que se quedó allí solo y pasó un miedo que no veas...”. Allí estuvieron una semana, ensayando, tocando sobre todo por la noche (“ya sabes, cuando surge la magia”, apuntan) y decidieron que podían afrontar una gira con garantías.

De momento, no hay intención de grabar un disco.
Sí están preparando un par de canciones nuevas para interpretarlas durante la gira. Señalan que es un grupo abierto, en el que pueden entrar y salir músicos. Dan ejemplos de posibles incorporaciones: El Bicho, Bebe, Raimundo Amador, La Shica... Eso sí, quieren dejar clara una cosa: “Somos un grupo real, pero también una fiesta rumbera”. Lichis tira de humor negro para definir qué tipo de audiencia esperan: “Nuestro público son divorciados y parados de larga duración”. El colofón lo pone Tomasito, con más lemas que se le ocurren para este nuevo supergrupo: “Es mejor comerse un plato de jamón que jugar al balón”, “es mejor beberse 15 que hacerse un esguince” y “del deporte también se sale: con coraje”.


SUPERHÉROES DE BARRIO
Los cinco músicos se presentarán en el escenario en su gira veraniega con sus trajes de superhéroes, diseñados por Clara Bilbao, que ganó un Goya en 2012 por su trabajo de vestuario en la película Blackthorn. Cada uno tiene su nombre de héroe aunque, como todo lo relacionado con esta banda, puede cambiar. De momento, Lichis es Murciélago Nocturno, Albert Pla es Hijoputaman, Tomasito se llama Chamaquito Mutante... Este último anuncia que probablemente enseñará los calzoncillos en todos los conciertos. “Los tengo de Superman, Epi y Blas, El Demonio de Tasmania... Me los compran mis hijos en los mercadillos”, comenta el músico.

La Pandilla Voladora actúa en julio en Madrid (día 10), Barcelona (12), Mallorca (13), Festival La Mar de Músicas, Cartagena (20), Festival Pirineo Sur, Huesca (26) y Valencia (27). Y el 18 de agosto en Rototom Sunsplash, Benicàssim. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario