lunes, 7 de enero de 2013

‘Crossfire hurricane’: Jagger bebe, Jagger esnifa, Jagger enseña el trasero




En el minuto 2 y 40 segundos de Crossfire hurricane, Mick Jagger confiesa que no ha dormido muy bien este día.

En el minuto 3,49 se ve un primer plano de su trasero completamente desnudo. Lejos de ser una visión fugaz, se extiende por unos cinco segundos. No os asustéis: en esa imagen Mick cuenta 29 años.

En el 4,20, Jagger se mira en el espejo y se agarra los genitales. Sí, parecen estar bien colocados.

Y en el 4,29, el cantante de los Rolling Stones esnifa cocaína (¿o alguien cree que es otra cosa?) de la punta de una daga.

Todo trascurre en el alborotado camerino de un concierto de los Stones en 1972. Por allí aparecen, sonrientes, el escritor Truman Capote, el jefazo de Atlantic, Ahmet Ertegün… Por su puesto hay chicas, pero también niños… La escena cambia y aparece el grupo atacando, esa misma noche, una violenta versión de Street fighting man. Otros tiempos: Keith tocaba con rabia y sin hacer esos ridículos movimientos de amague que lleva exhibiendo desde que pasó de los 60; el saxofonista Bobby Keys lleva una elegante camisa con chorreras; Charlie Watts demuestra que hubo una época en la que sudaba golpeando duro a su batería…

De esta forma tan rotunda arranca Crossfire hurricane, el documental dirigido por Brett Morgen que han producido los Rolling Stones para celebrar sus 50 años de vida. Se pone a la venta en dvd hoy día 7 de enero y debes comprarlo. No será muy caro y merece la pena. Vale, se podía haber hecho mejor. Como bien dice el compañero Juan Puchades en Efe Eme este Crossfire hurricane sabe a poco si lo comparamos con No direction home, la visión de Martin Scorsese sobre Bob Dylan; y, sobre todo, palidece ante esos cinco dvd del Anthology de los Beatles.

Además, falta chicha, como algunas voces de fuera del grupo (prácticamente solo hablan Jagger –mucho­–, Richards, y un poco Watts, Wyman y Taylor), a ser posibles críticas con algún episodio polémico de este medio siglo. Hubiera quedado incluso elegante. Pero merece la pena. Sobre todo para ver cómo Mick Jagger se ha esmerado en equilibrar la balanza. Él también fue malo, qué se iban a pensar ustedes. Se drogó, bebió, le detuvieron, fumó, fue grosero con los periodistas… No solo Keith se lleva esos honores. Mick también. Y en el documental, producido por él (los otros tres miembros aparecen en un segundo plano como “executive producers”), se encarga de presentarse como un malote.

Crossfire hurricane, que casi llega a las dos horas, está construido cronológicamente, con imágenes (algunas de ellas inéditas) y la voz de los cuatro stones (+ los ex Bill Wyman y Mick Taylor) en 2012 comentándolas. También se rescatan extractos de entrevistas antiguas.

 El documental descubre, matiza o corrobora episodios del grupo. Ahí van algunos que me han llamado la atención:

- Hay imágenes de una salvaje revuelta en uno de sus conciertos de los sesenta en un teatro. El grupo se tiene que marchar al invadir los fans al escenario. La cosa no era de broma: les agarran de los brazos, de la cabeza, de lo que sea, y les impiden tocar. Cuando el grupo ya ha abandonado el escenario, la policía sale a pedir calma. Ni caso: les lanzan las butacas, previamente arrancadas, con tal fiereza que los polis se marchan, acobardados. El punk, en los sesenta.



- Jagger cuenta en el documental su experiencia tomando ácido. Ya lo decimos: va de canalla.

- Me parece ver al bueno de Ian Stewart echando una mano a los tipos de seguridad para despejar el escenario de chicas exaltadas. Recordemos: Ian fue miembro fundador de los Stones tocando el piano, pero Andrew Loog Oldham, el mánager de los primeros años,  le echó porque “su físico no encajaba”. E Ian hizo de todo para los Stones: mánager de carretera, segurata, pianista en varias grabaciones…

- Se constata la relevancia de Andrew Loog Oldham en los principios fundacionales del grupo. “Él decidió que nosotros debíamos ser los chicos malos en contraposición a la imagen de chicos buenos de los Beatles”, señala Jagger. Y Richards confirma que fue Oldham el que casi les obligó a él y a Mick a encerrarse en una habitación para componer sus propias canciones. No podían ser grandes solo versionando a Chuck Berry. Acertó. 

- En realidad, Watts no lo ha pasado nada bien con los Stones. Dice que odiaba el acoso de los fans y las giras de estrellas del rock. Pobre Charlie…

- Momento de borrachera gamberrota. Oldham y Jagger, afectados por el alcohol, juegan a deslizar copas de vodka Relska por un piano. Al final, claro, empapan el instrumento.

- Otro capítulo de colegiales traviesos. En una rueda de prensa, Mick y Brian, de pie y detrás de un Bill Wyman sentado, echan la ceniza de sus cigarrillos en la frondosa cabellera del bajista mientras se parten de risa. Todo el mundo lo está viendo, pero Bill no se da cuenta. Después de esta humillación no se entiende cómo Wyman aguantó en el grupo tantos años.
   
- Impactan las imágenes de los Stones y su séquito, acobardados cual capitán del Costa Concordia, huyendo en un helicóptero del concierto de Altamont después de que los Ángeles del Infierno cosieran a navajazos a un espectador. El helicóptero se eleva dejando abajo el oscuro infierno: 300.000 personas en un mal viaje de LSD. Recuerda al Vietnam de La chaqueta metálica.

- Se muestran entrevistas en las que habla Brian Jones. Se escucha su voz y sus reflexiones, algo poco habitual debido a su prematura muerte y el absoluto protagonismo de Jagger y Richards. 

- Keith Richards elige su canción favorita de los Rolling Stones. Así lo expresa: “Si quisiera elegir una composición perfecta de Jagger y Richards me decanto por Midnight rambler. Cualquier podría escribir un tema nuestro, pero no creo que nadie pudiera componer Midnight rambler como nosotros lo hicimos, porque nadie pensaría en hacer una ópera-blues”. Y se carcajea.

- Nos enteramos de que Charlie Watts ofreció, en los setenta, la entrevista más desganada de la historia del rock: está a punto de quedarse dormido. Cuarenta años después esta técnica de echar una cabezada en las entrevistas la ha perfeccionado Lou Reed. Pero el pionero fue Charlie.

- Mick Taylor confirma que dejó los Stones porque no podía seguir el ritmo drogota de la banda. “Tenía que proteger a mi familia de las drogas”, llega a comentar.  Jagger, todavía dolido después de cuatro décadas, confirma que aún no sabe por qué el rubio guitarrista abandonó el grupo. 

- Se vuelve a marginar a Ron Wood y van… Su voz surge en los últimos diez minutos del documental. Es verdad que el bueno de Ronnie ha pillado el periodo menos creativo del grupo, pero, ojo, lleva ¡37 años en el grupo! Brian Jones estuvo siete años  y Mick Taylor apenas seis.

- Y, finalmente, otra certeza: lo claro que tiene el grupo que hay poco que contar de los últimos 30 años. De hecho, el documental se acaba en la gira de 1981-82. Telita…

- Ah, una cosa más. Es verdad que Mick se exhibe bebiendo, drogándose y practicando el golfismo rock, pero el único que sale cargando un revólver es Keith Richards.
Os dejo la mejor canción de los Stones para su guitarrista, Midnight rambler, en una actuación de 1972 donde el grupo suda la gota gorda. Fijaos en que Keith Richards ejecuta el punteo de guitarra dando la espalda al público. A ver si os creías que esa displicencia la habían inventado los indies:
 



La imagen de arriba pertenece al libro Rolling Stones: 50. La de Mick Jagger es de The Ethan Russell Gallery. Ambas cortesía de rollingstones.com

2 comentarios:

  1. De la punta de una daga?? Igualito que en "Cocksucker Blues" entonces...

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  2. Hace tiempo que no veo 'Cocksuckers blues', pero 'Crossfire hurricane' recupera algunas imágenes de aquel otro documental que los Stones no se atrevieron a editar porque era demasiado salvaje. Así que no me extraña que el episodio de la daga ya estuviera en 'Cocksucker'. Ya te digo: 'Crossfire hurricane' no es la bomba, pero se deja ver. Saludos.

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