viernes, 14 de diciembre de 2012

Demoliciones Roky Erickson en Purple Weekend 2012

    Roky Erickson, sorprendido de mantener la cordura, triunfador de Purple Weekend.

A pesar de que algunos dudaban de la comparecencia de Roky Erickson incluso minutos antes de arrancar el concierto (“este no se presenta”, decían, para a continuación glosar el expediente psiquiátrico del protagonista), poco después de la medianoche del sábado 8 de diciembre se apagaron las luces del recinto Escenario Estrella Galicia de Purple Weekend 2012 (celebrado en León los días 6, 7 y 8 de diciembre). Una teclista sexy vestida con unos ajustados pantalones dorados y un espigado guitarrista empezaron a montar ruido. Detrás, batería, bajo y un vocalista en segunda línea. Atronaban con una versión rock duro del clásico Hey! Bo Diddley. Después de cinco minutos de canción apareció sobre el escenario la voluminosa figura de Roky Erickson, larga melena y barba canosa, una atrevida chaqueta blanca y con un guitarrón Gibson gris metalizado. Sí, efectivamente, estaba allí y se disponía a ofrecer el concierto del festival.


Con 65 años, Erickson preparó un recital de sonido demoledor, respaldado por una banda-apisonadora. La imagen de la primera línea del escenario era de lo más estimulante, con Erickson en el centro, la teclista rockera a su derecha y el soberbio guitarrista a la izquierda. Astuto, el veterano músico lleva una banda de treintañeros que refuerza perfectamente sus gruñidos de chamán loco. Interpretó temas de todas sus etapas. Los mejor recibidos por un polideportivo lleno (unos 2.500 espectadores) fueron los de esa leyenda del garaje psicodélico llamada 13th Floor Elevators, banda que lideró Erickson en los sesenta.


Apenas se dirigió al público, pero daba igual: fue un espectáculo de sonido tan apabullante que sobraban los buenos modales. La leyenda tejana fue el triunfador de la 24 edición de un festival-milagro, capaz de casi llenar los tres días (buena entrada el jueves 6 y el viernes 7, y lleno el sábado 8) el recinto principal, además de poblar León con múltiples actividades enfocadas a aficionados a la música de los sesenta, mod, rhythm & blues, garaje o rock and roll. El año que viene se celebra la 25 edición de Purple Weekend, y ya se prepara algo especial.

Estos fueron los otros grupos destacados de la edición 2012 del Purple Weekend:

- Gentleman Jesse.
Uno de los mejores discos de 1977 se ha hecho este 2012. Gentleman Jesse y su Leaving Atlanta recuerda a Elvis Costello, Dave Edmunds o los Nerves. Mucha expectación, pues, en su concierto. Amarrado a una guitarra Rickenbaker y con una banda de jovenzuelos (a destacar el más talludito, un tipo calvo y patilludo que adornó las nerviosas canciones del grupo con su flexible órgano), el estadounidense Jesse Smith (que así se llama el jefe de Gentleman Jesse) demostró ser uno de los puntales actuales del power-pop. Esta gente toca la guitarra sin trucos, ni subiendo el volumen ni aplicando efectos raros. Sonido natural, canciones poderosas, estribillos memorizables. Lástima que Jesse anduviera esa noche flojo de voz y tuviera que desgañitarse en alguna fase del concierto. Salvo por eso, soberbio. Por cierto, Jesse se quedó todo el festival como un aficionado más. Había que verle disfrutar de Roky Erickson en las primeras filas.


- Los Mockers.
Si cerrábamos los ojos aquello era como escuchar a los Rolling Stones de Brian Jones. El mismo sonido rhythm & blues, la voz lasciva, las guitarras negroides… De repente, los abrías y veías a cinco sesentones trajeados con aspecto de contables a punto de jubilarse. Era la primera vez que Los Mockers actuaban en España. De hecho, han tocado poco en los últimos 40 años. Los Mockers surgieron a mediados de los sesenta como los “Rolling Stones uruguayos”. Editaron un disco ahora muy buscado y se esfumaron. Hace unos años reaparecieron y grabaron cinco canciones. En Purple Weekend demostraron que suenan más a los Stones de los sesenta que los propios Stones actuales. De lejos… Tocaron temas de Jagger-Richards como Let’s spend the night together, Under my thumb o Stupid girl. E incluso recrearon piezas del repertorio de los Stones en los sesenta, como Carol, de Chuck Berry. Y lo bordaron. También interpretaron canciones de su primer disco y alguna de Do it again, su resurrección. Polo Pereira conserva la voz blues británico años sesenta, y el teclado de Esteban Hirschfeld nos retrotrae a la época de Ian Stewart. Entre el público estaba, con su boina chulapa y la boca abierta de admiración ante lo que veía, Jaime Urrutia, sin duda invitado por Hirschfeld, que tocó con Gabinete Caligari.


- Nick Waterhouse.
Veintiséis años tiene este chaval californiano, una de las revelaciones del año del sonido retro. Waterhouse salió al escenario con su pulcro vestuario y esa pinta de empollón recibecollejas de universidad americana. Acompañado de dos coristas, bajo, batería y dos saxos (uno de ellos se alternaba con los teclados), Waterhouse recrea el sonido rhythm & blues de los cincuenta, música para chascar los dedos. Es un guitarrista personal: elegante, pero a la vez rockero. Solo tiene un disco Waterhouse y es muy joven, así que hay que seguirle la pista. En Purple Weekend le faltó, por ejemplo, desmelenarse (cosa rara exhibiendo un férreo peinado a raya), desentumecer un poco los músculos para transmitir más. Habrá que ver cómo evoluciona…


- Bart Davenport.
El californiano Bart Davenport recreando Sound affects, de The Jam. Un poco rebuscado, ¿no? Esto de hacer conciertos homenaje a discos está bien cuando los que interpretan son los autores. No sé: por ejemplo Teenage Fanclub atacando su glorioso Bandwagonesque. O los mismos The Jam con este Sound affects. Davenport tiene repertorio suficiente, tanto en solitario como en grupo (grandes The Loved Ones) como para ofrecer un buen espectáculo. A cambio se presentó con los catalanes Biscuit y los cinco (recordemos: The Jam eran tres) intentaron acercarnos a la obra maestra de Paul Weller. No lo lograron: sonaron con demasiado volumen (The Jam eran vigorosos, pero elegantes) y sin mucha convicción, a pesar de los molones bailes de Bart. Lo más flojo del festival.
 


Dos imágenes de Purple Weekend 2012. Las camisetas del festival en un mercadillo. Y las llamativas Vespa.

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